Noche de Sorpresas

-          Disculpa. Te encuentras bien.
Al principio Clarissa apenas escucho la voz del hombre que estaba parado frente a su mesa, había tenido un día agotador, el trabajo fue un asco además de ser despedida, encontró a su novio con otra mujer en su propia cama, no tenía mucho dinero en el banco para largarse a otro lugar, lo peor de todo  era el aniversario de la muerte de sus padres.
Su corazón estaba roto, no sabía que otra desgracia mas podría soportar. Así que levanta su cara ruborizada por el llanto, sus ojos verdes sabía estarían rojos e irritados, el cabello en algún punto se había soltado de su cola a medio hacer, convirtiéndolo es una cortina de rizos negros que le llegaban a media espalda.
Hipando se concentro en el extraño que todavía esperaba una respuesta. Tuvo que hacer varios intentos para poderlo enfocar y cuando lo hizo, sintió que se ruborizaba el hombre más guapo que alguna vez le había hablado estaba parado con un rostro que invitaba al pecado y la lujuria. Ojos color chocolate que la observaban preocupados y a la vez admirativos, su pelo castaño algo largo pero prolijamente arreglado, musculoso en los lugares que poderosamente llamaban la atención, alto aunque no podía afirmar cuanto, su vestimenta consistía en unos jeans desgastados, botas, la camisa  negra que se le pegaba a su ancho pecho, haciendo resaltar su piel bronceada y la anchura de sus brazos.
Desconcertada tomo los lentes y se los coloco con mucho cuidando queriendo ganar lado de tiempo. Cerró los ojos un instante porque ahora, precisamente hoy que no estoy en uno de mis mejores momentos, le tipo mas sexy que me habla en mucho tiempo no en casi toda la vida, tiene que verme con la nariz roja pareciéndome a Rudolph, con los ojos a punto de salírseme de la cara. Oh si no podía empeorar más. Llevaba puesta una camiseta sin mangas que se la presto su amiga Monica que hacía que sus pechos desbordaran por el escote, los jeans parecían una segunda piel, mostrando la redondez de sus  caderas, así que daba el porte de ser una chica fácil. Ya había atraído bastantes miradas al bajarse del coche.
Con todas las fuerzas que fue capaz de reunir, se obligo a sonreír, sabía que a ese punto tenía que notar sus hoyuelos.
-          Si  estoy bien gracias. Hoy ha sido simplemente un mal día es todo.
-          ¿quieres que te haga compañía un rato? – o era su imaginación pero su voz salió un poco mas ronca que hace solo unos momentos.
Una rubia platinada estaba en la entrada del restaurante, haciéndole señas al extraño, cuando él la vio señalo hacia una mesa que estaba en el extremo opuesto, en la que estaban sentadas 3 parejas más conversando animadamente.
Claro genial, el tipo guapísimo tiene novia debería haber adivinado que alguien como el no estaría solo y además quiere  hacer de una obra de caridad conmigo.  Por suerte su teléfono celular comenzó a sonar, salvándola de una situación embarazosa.
-          Estaré bien, te esperan y yo necesito contestar – sabía que estaba siendo ruda pero no le importo, no estaba para conversar con nadie y menos con un tipo cuya novia parecía un conejita de playboy.
-          Si lo entiendo, espero que volverte a ver. Hasta luego.
-          Hasta luego.
La observo durante un instante y de ahí se dio la vuelta. Observo el movimiento de su cuerpo casi animal, de caderas estrechas, su trasero no había visto un trasero como ese en años.
Se reunió con las parejas y la rubia platinada, quien se le guindo de inmediato dando un sonoro beso en la mejilla, abrazándolo de un modo tan indecente que daba envidia.
Suspiro, bueno que esperabas ser tu quien estuviera abrazándolo de esa forma, no con un beso en la mejilla sino un beso sensual en esos labios que estaban para  morirse. Y recibiendo un abrazo igual hasta hacer que sus pies no tocaran el suelo así como lo estaba haciendo con la rubia.
-          Hola Clarissa, ¿estás bien? – su amiga Mónica había sido su paño de lagrimas ese día mas temprano.
-          Si estoy lo mejor que bien que podría estar, hasta tengo ganas de bailar – su amiga bufo.
-          No seas irónica sabes no te queda – volvió a suspirar – Mark a estado llamando a tu celular desde hace varias horas, menos mal que te convencí de llevarte el nuevo que tenía a mano.
-          Como siempre eres alguien precavida.
-          Que te dije de las ironías, bueno de todas formas espero que no te haya costado mucho llegar a la casa.
-          No te preocupes Mónica fue fácil. Pero estoy en Mollis no tenía ganas de cocinar y no hay mucha variedad en los gabinetes.
-          Si lo sé, pero te convendría quedarte unas semanas, mis padres no utilizaran la casa, según me dijeron hoy, llamaron para anunciar que estarán fuera otros 4 meses más de viaje. Así que no les importa que la uses.
-          Te he dicho hoy la afortunada que soy de ser tu amiga.
Había estado mirando un punto indeterminado en la pared, se había quitado los lentes no quería que le estorbaran todavía estaba irritada. Pero sus ojos traicioneros se desviaron hasta la mesa del desconocido que por casualidad la observaba detenidamente, la rubia al no tener respuesta de su compañero siguió la mirada de este hasta ella, así que para llamar su atención le paso el brazo por su hombro y le susurro algo al oído que lo  hizo reír.
Se sintió como una idiota por estar haciendo los mismos jueguitos que hacía en la escuela, cuando observaba a los chicos populares. Así que bajo los ojos hasta el pedazo de pastel de chocolate que tenia a medio comer.
-          Si es bueno que lo sepas apreciar sabes – dijo Mónica más animada – te veré dentro de algunas semanas, pero llámame de vez en cuando para saber como estas, de acuerdo.
-          Claro. Otra vez gracias
-          No tienes porque darlas. Dice Stephen que le pedirá a sus amigos que vayan a darle a Mark una paliza – rieron por la idea de Stephen golpeando a Mark y humillandolo, pues el ultima supera en estatura al novio de su amiga – recuerda no salgas a caminar de noche por los bosques y menos sola, hay lobos, aunque no hacen daño a la gente es mejor no arriesgarse.
-          Si gracias mamá, seguiré tus sabios consejos.
-          Eso espero, no me agradaría perder a mi mejor amiga porque se la como un lobo veros.
Rieron por el chiste, había resistido lo más que podía para no ver al tipo sexi pero sus ojos no obedecían, pero todos los ocupantes de la mesa parecían estar observándola, sintió que se ruborizaba intensamente, así que tomo su bolso y fue a pagar a la caja, pidiendo otras 2 porciones de pastel de chocolate para llevar.
-          Bueno te dejo querida, tengo una cita con mi galán y no tardara mucho en llegar – Mónica se quedo pensativa durante unos minutos – quisiera estar contigo hoy.
Sabía que se refería por el aniversario de la muerte de sus padres, pero era mejor para ella estar sola.
-          Gracias, pero no podías dejar tu trabajo y estar conmigo todos estos días. Además Stephen en capaz de llevarte nuevamente para que estés con el – las dos rieron.
-          Bueno si tienes razón, pero recuerda que no estás sola sí. Yo te quiero mucho.
-          Yo también te quiero amiga.
-          No te escucho, se está cortando la llamada.
-          Que también te quiero.
 Se  fue la señal, en el local se dio cuenta no se escuchaba mucha conversación, había hablado fuerte y todos la estaban observando. Solo sonrió tomo las porciones de pastel y decidió que era buen momento para que la tierra se la tragara. Se alejo lo más rápido que pudo sin voltear a ver ni una vez hacia atrás.
Ya sentada en su coche, su corazón estaba calmándose después de la vergüenza con la llamada. Ahí se dio cuenta que había dejado sus lentes en la mesa, pero no regresaría por nada del mundo a traerlos tal vez mañana podría regresar por ellos cuando no estuvieran las mismas personas.
Decidió que era una noche hermosa para estar observando las estrellas, la cabaña estaba situada en un área inmensa a la par de un hermoso lago y no había otras casas a los alrededores. Coloco una manta en el pasto, las luces del patio iluminaban los alrededores creando una atmosfera de relajación.
Se quitado los zapatos, se recostó en la manta observando la luna llena, pensando en sus padres, hacia ya  6 años que habían fallecido dejándola completamente sola, a sus 24 años había tenido que salir adelante para pagar las cuentas de hospital, el entierro, había estado trabajando en 2 lugares por algún tiempo hasta que encontró el un puesto en la inmobiliaria, pero las cosas no habían resultado como esperaba.
Así que estaba sola nuevamente, sin novio, ni ahorros y sus tíos honorarios vivían fuera del país, no tenía mucho contacto con ellos, fue demasiado orgullosa para pedirles ayuda ellos, prefería que las cosas fueran de ese modo, no necesitaba caridad.
Siguió observando el cielo nocturno, maravillándose de la calma del momento, al instante vio una estrella fugaz cerró los ojos, se concentro en pedir un deseo.
Pidió su deseo, abrió los ojos, siguió observando la trayectoria de la estrella, escucho moverse las ramas de los arboles cerca de donde ella estaba, se sentó muy lentamente observando si había algo, pero el ruido se detuvo.
-          Hola – espero una respuesta pero no hubo contestación, así que volvió a intentar – hola.
Decidió quedarse unos momentos y esperar, no tenía mucho con que defenderse aun así podía llegar fácilmente a la casa que no estaba muy lejos, por el contrario el bosque quedaba un poco más retirado. Se movieron unos arbustos de donde unos ojos reflejados por las luces.
No podía ser un gato, eran unos ojos enormes, decidió que  lo mejor era quedarse quieta, si hacia movimientos rápidos y era un animal salvaje se exponía a ser atacada, así que espero todo lo pacientemente que pudo.
El animal se iba acercando muy lentamente, hasta que llego a un punto que fue visible verle bien, era un lobo y el más inmenso que hubiera visto, aunque solo los había visto en los documentales.
De color plateado con ciertas manchas negras en sus patas, cola y cara. El animal se acerco cauteloso hasta ella, su corazón estaba desbocado pero lo único que podía hacer era observar su avance.
Estaba tan cerca que pudo observar sus ojos de un color chocolate, el animal parecía estar también observando su reacción pero como ella no se movió ni hizo ningún movimiento, el continuo su avance hasta que estuvo solo a tres pasos de donde estaba sentada.
El se sentó sobre sus patas traseras, solo observándola, su mano se movió hasta llegar cerca del hocico del lobo, no creía que tuviera otra oportunidad de estar tan cerca de uno, porque no aprovechar para tocarlo.
El animal observo su mano, abrió su hocico sacando la lengua y la lamio, se sentía áspera como cuando el gatito que tenia de pequeña lamia sus dedos  cuando le daba carne, pero esta lengua era grande y mucho más áspera. Ella rio por la sensación, el lobo solo la observo. Un gruñido bajo retumbo en el aire.
Bajo el brazo, el lobo se acerco a ella pareció estar impregnándose de su olor, olio su cuello, bajo hasta llegar al cuello bajando hasta su camiseta y ahí se detuvo, escucho su fuerte inhalación parecía estar disfrutándolo porque, el animal cerró los ojos y sorprendiéndola lamio su escote metiendo la lengua en medio de sus pechos.
Esa inesperada caricia la hizo temblar de los pies a la cabeza, el animal siguió lamiendo un seno  luego el otro, sus sentidos fueron bombardeados como ningún hombre lo había hecho antes y ahí estaba ella siendo seducida por un lobo.
Aullidos llenaron el aire, el animal se aparto de ella, siempre observándola, se escucharon mas aullidos pero él  no se movía, se acerco hasta que sus senos choco con su pecho, sus patas delanteras colocadas a la par de su cuerpo, el comenzó a restregarse en ella como si fuera un gato gigante, así que movió sus manos para tocar su pelaje el cual era áspero en algunas zonas pero suave en otras, el ser acariciada de esa forma era reconfortante.
Se acordó que a veces los animales usan el contacto físico para dejar impregnado su aroma, marcando así su territorio y los miembros de su manada. Pero eso algo que no podía estar pasando.
Los aullidos continuaron el lobo dio unos pasos atrás, la observo un momento antes de lamer su rostro, darse la vuelta antes de llegar a los arboles giro su cabeza viéndola por unos momentos, aulló a la luna y desapareció entre los árboles.
Se rio no pudo evitarlo el día había sido un caos completo, tristezas, decepciones, y al final resultaba que recibió un beso pero no de un hombre sino de un enorme lobo, tenía que estar volviéndose loca, si eso debía de ser.
Observo la luna pero que hermosa locura estaría todavía por llegar.

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