Capitulo 3 primera Parte - El Principe de sus Sueños

Todo paso tan rápido que no pudo reaccionar a tiempo, estaba siendo empujada hacia atrás por alguien a quien no había visto en su ronda por la casa. Sam estaba herido y no podía ayudarlo.
Su corazón estaba latiendo muy deprisa, no podía rendirse tenía que luchar, pero entre mas trataba de librarse de su agresor, mas presión hacia atrás con su agarre pero era imposible liberarse en la posición en la que estaba sometida
Sintió algo frio en su garganta. Pero sus ruegos no sirvieron de mucho quien fuera estaba disfrutando de su dolor, en un momento al hacer más presión comprendió quien era su agresor. Sus lagrimas corrían por sus mejillas iba a morir y ese miserable disfrutaría con ello.
-          Cálmate si no quieres que te mate aquí y ahora mi querida – había inmovilizado los brazos de la joven, y podía sentir el aroma de su piel – Si querida vine por ti, tu eres mía.
El ver a Alayna besar al hombre es todo lo que pudo soportar hasta tener un mejor ángulo para disparar al desgraciado que se había atrevido a tu tocar a su mujer, pero tenía que hacerlo se merecía la muerte. Sabía que tenía una horas más para disfrutar de lo que era suyo.
Disfrutaba viéndola llorar, rogar por su vida, ya estaba listo para tomarla. La llevo hasta la sala continua donde había preparado el sofá cama.
-          No pongas más resistencia, disfrutaras como lo hizo tu hermana – los llantos de su mujer le recordaban a la otra – no hagas ruido y camina despacio, eso es, ahora acuéstate y quieta, vamos a jugar un poquito antes de irnos.
Tenía que seguirle la corriente si quería encontrar un plan para escaparse de ese mal nacido o que llegaran los policías. Que debida hacer, oh piensa, cerró los ojos para tomar un poco de calma, pero al sentir que ataba sus manos y piernas lo hizo mirarle, pero no le iba a rogar mas nada el solo gozaría con su sufrimiento.
Podía sentir su locura, la excitación de saber que estaba dominándola con el miedo, comenzó a recorrer su cuerpo lentamente con sus manos, podía ver como gozaba al sentir como temblaba al sentir su rose, pero fueron los recuerdos que el evocaba mientras recordaba lo que le había hecho a Deider, no podía soportarlo más tiempo ese loco estaba fantaseando con someterla a las dos.
Sintió el primer corte en su hombro la sangre corría había su espalda, pero no le daría la satisfacción de gritar. Corto su camisa, pasando el cuchillo ahora por encima de su sujetador.
-          Si eres más bella que tu hermana – decía el hombre mientras seguía entre el valle formado entre sus senos – que no estas disfrutando conmigo mi querida, se dé una forma en que si lo harás.
Agarro un pañuelo y lo anudo alrededor de su boca, mordió uno de sus senos hasta dejarle la marca de sus dientes, su cuerpo se tenso por el dolor, pero cerró los ojos al sentir las lágrimas derramándose.
-            Oh Deider por favor no vengas, no vengas – otra vez el filo del cuchillo cortando ahora el sujetador – es muy peligroso por favor hazme caso no vengas.
-            No puedo – dijo la voz de Deider muy alterada – sufrirás todos sus delirios y no puedo hacerte pasar por lo mismo.
-            Pero el te quiere a ti también. Por favor no vengas, no podría soportar saber que él te volvió a causar el mismo dolor, todo esto es mi culpa.
-            No, no digas eso tu eres la única razón de vivir, y vistes sus pensamientos el va a matarte, no podría vivir sin ti hermana.
-            Ni yo pero tú tienes que vivir, Sam está mal herido y no sé si ya está muerto. La policía está por llegar. Por favor quédate donde estas – pero no contesto- Deider quedate donde estas.
Si su mujer es hermosa, su cuerpo está hecho para satisfacerlo, sus lagrimas eran todo un estimulo para acariciarla que disfrutara con su toque, como lo hizo su hermana. Si las disfrutaría a las dos. Acariciar su cuerpo era exquisito.
Sus inmundas manos tocaban su cuerpo, pero era lo que tenía planeado para ello lo que más le asustaba, Deider tenía que estar protegida ese loco no podía llegar a ella nuevamente abriendo una herida mas. Sintió nuevamente el roce del cuchillo por su costado derecho.
Iba a morir en manos de ese loco y nadie podía ayudarla ahora.

Estaban atascadas en el trafico mientras Alayna estaba con ese loco que quería matarla sus pensamientos eran cada vez mas retorcidos y gozaba con sus lagrimas. Deider se sentía enferma al sentir el dolor de su hermana, No podía soportar más tiempo el impulso de asesinar a ese hombre despreciable por lo que les estaba haciendo.
Solo podía pedir llegar a tiempo para evitarle más sufrimiento. Miro al cielo y rogo por ayuda.

Estaban cerca no tardarían mucho en llegar a ella, tenía que seguir envenándole la mente de ese njery para que  matara a las zennys, no deberían existir.
Su victoria estaba cerca la podía sentir todo el trabajo por llegar a ser el Rey, no iba a ser en vano.
-          Mátala – susurraba en su mente – mátala y ella será tuya por siempre, nadie podrá tocarla, solo será para ti, estará para siempre contigo.
-          Si ella seria mía – le decía a la voz en su mente – pero quiero algo de ella antes.
Su cuerpo era perfecto, lo que el necesitaba después de estar encerrado con esos dementes y no iba a renunciar a él estando tan cerca.

Todos habían observado al Gran Príncipe, ser el primero en salir de la nave, el iba corriendo hacia el lugar donde debían encontrase las Princesas, pero el lugar estaba silencioso, nada parecía moverse.
Reidar observo los al redores para tener una idea de los posibles peligros que podían enfrentarse en ese lugar extraño.
Vio el movimiento de algo acercándose, era una zeny muy bonita, parecía algo preocupada, y llevaba la mano envuelta en algo blanco, al observarla más detenidamente se dio cuenta que parecía muy atemorizada, pero se sentó mirando el cielo.
No paso mucho tiempo hasta que llego un extraño vehículo, la pequeña zeny se movió y corrió hacia el.  Del cual bajaron  4 zenys mas con un pequeño niño.
Observo a Brontz su mirada estaba fija en una de las ella, parecían estar decidiendo algo porque observaban todas hacia el mismo lugar.
Antes que pudieran detenerlo Brontz se acerco al grupo, parecían atemorizadas con su presencia. Pero la pequeña zeny que había observado su barleny fue la primera en hablar con él.

-          No hay mucho tiempo que perder – le dijo al hombre que había aparecido entre los árboles, sabia quien era, lo había visto en sus visiones.
Si eran iguales, pero ella era diferente a la zeny que vio en su visión. Ella parecía perdida como si algo en la retuviera con vida.
El hizo una señal para que loa demás salieran entre las sombras y se acercaran al grupo de zenys,  parecieron atemorizadas de la presencia de ellos, pero la princesa era la única que los observo detenidamente, pero su mirada se digirió especialmente a él.
Pero antes de que pudiera seguir hablando su cara se contrajo con dolor y se doblo en dos sobre su misma. El miedo estaba reflejado en las facciones de su cara estaba muy temeroso de lo que estuviera pasando. No podían esperar por más tiempo era hora de actuar.
Observo a Bacius y después el grupo, el hombre hizo un imperceptible movimiento de cabeza al dar media vuelta dirigiéndose  al lugar que sabia encontraría a la zeny de su visión. No se preocupo mas por lo que sucedía a sus espaldas era lo que le esperaba lo que tenía en consideración.
No se escuchaba sonido alguno, pero había rastros de algo que no estaba seguro de comprender, se movió entre las sombras proyectadas de los arboles alrededor, su respiración se acelero con cada paso que daba, era importante que todo saliera bien por todos ellos…
Un quejido sonó a su espalda y antes que pudiera enterarse la princesa corrió hasta entrar al edificio, no perdió mucho tiempo y fue tras ella. Si era el lugar de su visión observo al hombre que había en el suelo pero el grito que se escucho en otra parte fue desgarrador.
Podía escuchar las voces altas, debía ir con cuidado para no poner el peligro la vida de las zenys. El njeri que observo se veía enloquecido.
Deider podía sentir el miedo, el dolor y la impotencia de Alayna pero lo que hizo sangrar su corazón fue ver el estado en el que se encontraba completamente desnuda, varios cortes sangrantes por su cuerpo, empezaban a formarse moretes en su piel, había estado disfrutando mucho el poder de torturarla.
Ella sintió lo que ese moustro le estaba haciendo a su hermana ahora comprendía porque no había podido ayudarla cuando ella fue secuestrada, el dolor era abrumador deseaba gritar desahogar la ola de sentimientos que apretaban todo su ser.
-          Has venido a participar querida, no te espera tan pronto pero eres libre de disfrutar con nosotros – el hombre recorría su cuerpo muy lentamente.
-          Si crees que eso es posible es que estas tan loco como tus compañeros de casa.
-          No estoy loco, tu hermana me pertenece ella no tenia porque apartarme de su lado,  pero disfrute el tenerte a ti en su lugar – sus ojos estaban desenfocados posiblemente porque recordaba lo que le había hecho.
Sabía que el hombre era un peligro constante en sus vidas, tenía que actuar con cuidado sino quería exponer a mas peligro a Alayna peo no estaba sola. Dejaría que el otro hombre actuara.

Brontz observo con horror el cuerpo de la pequeña zeny, un gruñido estaba formándose en su pecho, no podía explicar el sentimiento de posesividad que sintió, pero una cosa era segura el njeri sufriría por lo que había hecho.
Con cuidado se movió hasta estar en una mejor posición para defender a la princesa que hablaba con el njery, pero sus ojos no se apartaban de la otra que había sido inmovilizada y estaba tensa viendo a su hermana con una complicada variedad de sentimientos que era difícil estar seguro.
La situación era bastante complicada si revelaba su presencia podría matarlas muy fácilmente.

Alayna sintió que su corazón se detuvo por un momento al ver a Deider entrar en la sala, parecía fuera de sí, pero sabía demasiado bien como las emociones estarían afectándola. Se complementaban la una a la otra por eso podían localizarse donde estuvieran lo habían hecho varias veces.
-            Estas en peligro vete – decía en su mente a Deider.
-            Ya es demasiado tarde, el está fuera de si no lo ves.
-            Si pero… – no pudo seguir hablando el dolor y la sangre que estaba perdiendo la estaban debilitando demasiado rápido – tienes que irte. El no puede…
-            No. – con esa única palabra le envió una emoción demasiado fuerte del dolor que sentía. No podía permitir que él las lastimara mas, al menos una de ellas debería vivir.
-            Tienes que vivir por mí…
-            Crees que podre estar tranquila sabiendo que tú te has sacrificado por mí.
Las  palabras de Dieder hicieron acrecentar la determinación de probar una de las tantas lecciones de su padre, estaba débil pero haría todo lo posible por librarse de sus ataduras le faltaba poco para lograrlo ahora que estaba distraído.
-          Ven acércate y comparte con nosotros este momento – Jack podía sentir que su victoria estaba cerca las tendría a las dos.
-          Suéltala – pero quien se creía esa pequeña zorra para hablarle de esa forma.
-          Si quieres que la suelte, tendrás que acercarte.

Alayna sintió un nudo en su garganta, las emociones eran cada vez más fuertes, no tenía mucho tiempo, las cuerdas estaban cada vez más flojas podía sentir como resbalaban de sus manos,  podía agarrar el cuchillo y intentar golpearlo o por lo menos distraerlo hasta que Deider se pusiera a salvo. Con mucho cuidado se movió.
Vio la sorpresa en la cara de su hermana pero tenía que moverse si quería salvarla a las dos, era él o ellas, su elección era clara tenían que rehacer sus vidas.

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