Su Deseo De Amor - Capitulo 1 Segunda Parte

La mañana llego rápido, pero sus sueños eran una confusión que no estaba segura de la visita a la mansión.
Se preparo para ver al abogado de su tía, llegaría a las 10 de la mañana, para darle lo que había sido legado según sus palabras.
El Sr. Esmont llego puntual a la cita y si no hubiera estado sentada cuando lo vio llegar, se habría caído de la impresión. Hacia tiempos que no miraba un hombre hermoso en carne y hueso, el se ganaba el premio de Mister Universo, con sus 1.90 de estatura, pelo negro, ojos grises, piel bronceada, y una boca que estaba para ser comida muy lentamente.
Oh si definitivamente los hombres hermosos eran una nota de garantía por esos lares, ayer se había deleitado con un grupo de jóvenes bulliciosos en su paseo con sus nuevos amigos. Y hoy tenía todo un adonis para poder observar detenidamente pero claro con un poco de disimulo.
El hombre sonrió mostrando los dientes más perfectos que había visto, tenía que estar definitivamente en un comercial de pasta dental.
-          Espero que haya disfrutado de su paseo señoritas Forrester- su voz ronca invitaba a muchas cosas divertidas y perversas.
No supo que fue pero sintió su rostro acalorado y definitivamente se había ruborizado ella que no recordaba tan siquiera una  vez que tuviera que comportarse como una niña de 12 años frente a su ídolo. Tuvo que aclararse la voz para poderle contestar.
-          Si muchas gracias, han sido unas vistas maravillosas del lugar.
-          Me alegro mucho. Si le parece bien podemos ir a ver la casa de su tía y ahí hablaremos de la herencia que le fue legada.
-          Vamos entonces.
Al salir de la casa había un carro ultimo modela aparcado justo en la entrada, era un descapotable azul oscuro, vaya si hasta hacia juego con él, ya se lo imaginaba… concéntrate o vas a ruborizarte otra vez y no serás la mujer segura de sí misma con un doctorado en Historia Antigua como realmente eres.
Fue todo un caballero en el auto, oh si definitivamente había muerto y llegado al cielo con un hombre como ese. Condujo por unas calles de lo más llamativas con casas impresionantes y de diversos estilos, salieron de la ciudad y condujo por espacio de unos 15 minutos, la casa de su tía quedaba exactamente en una colina. Aunque no era realmente una gran mansión como las que se podían distinguir por aquel lugar, era realmente hermosa, con muchas ventanas, de color blanco fachada de ladrillos, techos altos, pero un poco descuidada.
Ninguno hablo mientras llegaban a la entrada, el jardín parecía una selva en miniatura, había varias telas de araña en los marcos de las ventanas, en el techo, había hojas secas por todos lados y mala hierba creciendo por todo el jardín. Al abrir la puerta de entrada se sentía el abandono del lugar, todo estaba desordenado pero era realmente una casa acogedora, varios muebles tapados con telas, periódicos , libros esparcidos por todo el lugar sobre mesas, también había sillas, cuadros cubiertos.
Fueron hacia una parte de la casa que supuso era la sala había una gran chimenea, otros muebles, espejos al descubierto, candelabros, las cortinas estaban corridas y se podían ver las motitas de polvo volando en el aire. Había un escritorio pequeño con varios papeles sobre él, la invito a seguirle, cuando ella se sentó en una de las sillas el hizo lo mismo.
-          He hecho preparar esta parte de la casa para tener esta pequeña reunión – hecha solo asintió con la cabeza- su tía fue muy especifica que no quería a nadie más cuando se leyera el testamento, era una mujer muy especial.
Si por especial era que vivía sola y no dejaba que  nadie entrara a su casa vaya que sí.
-          A parte de esta casa, una cuenta bancaria por 1,500,000.00 libras, unas cuantas joyas – de las una de las gavetas del escritorio saco un joyero de madera finamente tallado – y un baúl con ropa de época especialmente diseñado para usted.
Con esas palabras acerco el joyero hasta dejarlo exactamente frente a ella, tenia curiosidad por ver que había en el, cuando lo abrió había collares, pendientes, esclavas, anillos de perlas, diamantes, rubís, ópalos, parecían arcoíris diminutos. Tomo un collar con finos rubís anclados con finas cadenas de oro una autentica obra de arte.
¿Pero que había dicho? ¿Ropa? Oh se estaba poniendo cada vez más escabrosa la situación.
-          Me está diciendo que dejo un baúl lleno de ropa, está seguro.
El hombre sonrió de una manera cómplice.
-          Si para ser exactos creo que serán unos 3 baúles o más llenos de ropa, que según sus palabras están especialmente diseñas para que usted las luzca.
-          Pero eso no puede ser posible ella no me conocía, ni sabia o al menos pienso nada de mí.
-          Señorita Forrester o puedo llamarla Joanna.
-          Joanna está bien
-          Su tía, Joanna era una mujer sumamente especial. No podía decirle los motivos por el cual lo hizo.
Ella no apartaba la vista del hombre sentado detras del escritorio pero aun así le resultaba imposible de creer lo que estaba pasando. Ropa, joyas, dinero, una casa de una pariente que ni siquiera sabía que existía.
-          También dejo esta carta para usted, con la condición que la abriera dentro de semana y media, no puedo decirle el contenido de la misma, porque ciertamente  no lo sé. Solo me pidió que recalcara ese punto en particular.
Alargando la mano tomo el sobre, con su nombre sobre él. Era de lo más extraño, pero debería cumplir con su última voluntad.
-          Si lo entiendo y hare como ella solicito. Hay algo más pendiente.
-          Por los momentos no, pero ya se está haciendo todo el papeleo para traspasar a su nombre lo que ha dejado la Sra. Edwina.
-          Gracias por todo Sr. Esmond.
-          Puede llamarme Stuart si lo desea.
Solo asintió con la cabeza tenia mil preguntar por hacerle, pero no sabía por dónde comenzar, todas eran  demasiado personal para que el abogado pudiera contestarle. Pero aun así tenía que hacerle alguna.
-          Ella dijo el porque me lego todo a mí, no había más parientes para que ella pudiera dejarle a otra persona no sé cómo explicarlo.
-          Si Joanna ella podía haberlo hecho, pero investigo y creo que se sintió identificada con usted, aunque nunca se caso ni vivió con ningún hombre ella pensó que usted podría sacar provecho de la experiencia.
Eso si le sonó extraño ¿Experiencia? De que lección tendría que aprender.
-          Podemos dar un paseo por la casa si le parece bien – de seguro noto su turbación.
-          Claro.
La casa era pequeña, constaba de 4 habitaciones con sus respectivos baños, un estudio, comedor, cocina, un gran patio, un salón con altos ventanales. Un gran sitio para vivir una vida sosegada en el campo.
Cuando regresaron a la salita vio una puerta que no había notado antes, el abogado la abrió para ella y subieron a lo que pareció un pequeño ático, estaba llena de libros antiguos, velas, frascos, un mortero, diferentes plantas colgadas de las vigas. Fuentes de cristal. Si era algo extraño lo recordó la habitación de una bruja que  había visto en una película.
-          Su tía disfrutaba de la preparación de hierbas, se consideraba una naturista.
Se acerco a observar los libros era de temas diferentes desde preparación de pócimas para ciertas enfermedades, hasta como llamar a seres míticos, esos fueron los que más le llamaron la atención, siguió con su recorrido pero cuando se acerco a los últimos del estante estos contenían símbolo  extraños, parecían antiguos pero extrañamente le parecieron familiares.
-          Debemos irnos tengo otros clientes esperando – dijo de pronto el abogado.
Con esas palabras regresaron por donde habían llegado, recogió el joyero y salieron de la casa. Tendría que regresar pronto a esa casa y recorrer ese ático para examinar todo su contenido.

Llego justo a tiempo para cambiarse de ropa, pues había optado por un conjunto sobrio para su cita con Sturar, ahora debía encontrarse con sus nuevos amigos.
Recorrieron nuevamente varias propiedades, fueron a las ruinas romanas descubiertas hasta algunas semanas en unas excavaciones. Y almorzaron en una casita se decía había sido una posada desde hacía 200 años. Un lugar muy tranquilo, con flores por todo el lugar.
Siguieron con su paseo hasta que el guía les anuncio que dentro de 5 días habría una fiesta en uno de los salones del hotel, al parecer se celebrara cada año y escogían cualquier periodo de tiempo para llevar disfraces.
Y el tema de este año seria la regencia. Periodo que ella adoraba, le encantaban los trajes, los bailes aunque solo pudiera con el vals y algunos ritmos un poco  más lentos.
Eso sería muy emocionante.

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